Cómo estimular el gateo de tu bebé

Vamos a darte algunos consejos de cómo estimular el gateo de tu bebé, pero tienes que saber que cada niño es un mundo y algunos empiezan a gatear a los 8-9 meses y otros pasan de reptar por el suelo a caminar directamente, por eso el primer y más importante consejo es que nunca debes forzarle pues lo que puedes conseguir es ralentizar el proceso natural.

El niño empieza a gatear cuando empieza a ser capaz de coordinar el sistema locomotor y puede coordinar el movimiento de sus extremidades. La propia capacidad de explorar y de ser independiente de los niños hará el resto para que arranque a gatear. Muchas veces intentan levantarse y vemos que no son capaces porque sus extremidades no tienen la fuerza necesaria, no les mantengas con el peso de su cuerpo sobre sus pequeñas extremidades, espera a que éstas sean lo suficientemente fuertes para sostenerse por sí mismo.

Los consejos de cómo estimular el gateo de tu bebé comienzan cuando creas que va a empezar a hacerlo.

El primer consejo para estimular el gateo de tu bebé es ponle ropa cómoda, con unos zapatos flexibles que ayuden al gateo y ten los suelos limpios en casa. Pon especial atención a puertas (para que no se pille) y escaleras (para que no caiga rodando).

Con el bebé tumbado, ayúdale a levantar el culo y sujetarse a cuatro patas, recuerda que siempre sin forzarle, si ves que no se sujeta, ayúdale a bajar y no le sustentes arriba, así ayudarás a estimular el gateo de tu bebé. Esto será interpretado como un juego para él, háblale con voz dulce y anímale a seguir intentándolo.

Al principio levantará al culo pero no será capaz de coordinar el movimiento de las piernas y los brazos, pero no desesperes, este paso es complicado pero lo aprenden rapidísimo. Puedes estimularle poniéndole su juguete favorito a 20 cm de distancia y seguir animándole a cogerlo. Muchas veces se tirará al suelo y reptará ya que le es mucho más sencillo, pero llegará el día en que arranque a moverse sólo, al principio sin coordinación y poco después ya verás cómo es capaz de gatear a toda velocidad.

Una vez descubra esa sensación de libertad de movimiento cada vez te pedirá menos brazos y más que le bajes al suelo para dejarlo a su aire. Nunca le pierdas de vista, no te puedes imaginar lo veloces que pueden ser huyendo y llegar a ese objeto peligroso al que pensabas que era imposible llegar y que tanto le llama la atención.

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